A propósito de la Semana Santa
Las celebraciones en honor a nuestro taita Jesús empiezan días previos al Domingo de Ramos. Con procesiones, cánticos y alabanzas, los pobladores de Huamanga se preparan para este notable acontecimiento y para recibir a los visitantes, turistas de Lima y ciudades como Trujillo, Arequipa, etc., así como turistas de otras latitudes del mundo: norteamericanos, asiáticos, europeos, etc. Por su parte, las autoridades de Huamanga hacen su propio trabajo, esmerándose en mantener limpia la ciudad y los alrededores; a la vez que, brindando información útil y oportuna a los advenedizos, animando a sus pobladores a dar cálido servicio y amable atención a los visitantes.
El inicio de la semana santa en la ciudad de Huamanga parte con el significativo Domingo de Ramos. En horas de la mañana, todos están invitados a participar en la celebración de la misa dominical. Más tarde, en la iglesia Santa Teresa, como es costumbre para los huamanginos, los pobladores se concentran en la puerta de esta iglesia con sus niños, familiares y amigos. Llevan consigo sus respectivas palmas de olivo y pugnan por ubicarse en el mejor lugar disponible al borde de las alfombras florales, las mismas que jóvenes entusiastas han elaborado para el paso de la entrada triunfal de taita Jesús a Jerusalén, como es tradición representar.
Previo a la entrada triunfal de taita Jesús, los huamanginos y los turistas pueden apreciar el particular “chamizo”. Este es el paso alegre y colorido de los campesinos montando sus caballos y acompañados de sus llamas y sus asnos. En este "chamizo", las mujeres visten sus trajes típicos y están "coronadas" por sus sombreros blancos, a la vez que montan sus caballos. Son los primeros en pasar por una calle aledaña a la iglesia Santa Teresa, y atraen la atención de la población allí reunida, pues muestran su espíritu participativo y un estilo muy original en su presentación en este Domingo de Ramos. Seguidamente sale taita Jesús y la emoción de los presentes se desborda, al rememorar la entrada triunfal de Cristo a Jerusalén sobre un pollino, acompañado por sus apóstoles y aclamado por los pobladores, quienes agitan en lo alto sus palmas de olivo.
Pobladores, turistas y allegados se dirigen entonces a la Plaza Mayor, tras el paso de taita Jesús como fieles seguidores de Cristo. Por su parte, los campesinos y las huamanginas, participantes del particular chamizo, ya habiendo desplegado sus ímpetus y energías no descansan en celebrar este domingo de ramos, y acompañados de su tradicional banda de músicos bailan, danzan, beben, disfrutan y comparten en reciproca confraternidad con sus paisanos, familiares y amigos. La amena celebración contagia a más de una persona, y propios y advenedizos se deleitan con la música, el baile y la alegría.
La celebración continúa. El lunes, el martes y el miércoles se realizan las procesiones del Señor del Huerto, el Señor de la Sentencia y el esperado Encuentro, respectivamente. En la Plaza Mayor de Huamanga se concentra el pueblo a inicios de la noche para participar como fieles devotos de esta conmemoración de la pasión de Cristo. Los huamanginos se han organizado. Cada procesión está a cargo de una mayordomía, mientras el pueblo acompaña con particular devoción; tal como lo dicen las autoridades: "el pueblo de Huamanga demuestra su profunda tradición católica con esta celebración de Semana Santa, semejante a la celebración que se realiza en la ciudad de Sevilla (España)"
En tanto, los turistas y advenedizos pugnan por obtener la mejor toma fotográfica, la más nítida, la más cercana, la más significativa. Las fotos personales, las fotos del recuerdo, las fotos testimoniales, las fotos presenciales, todas están bienvenidas. Esta fiesta y esta celebración sólo se realiza una vez al año y vale el esfuerzo de registrarla en una foto. Previos momentos al paso de la procesión, las alfombras florales son el centro de atención pues causan admiración por su profusa elaboración, dignas de una obra de arte.
Al día siguiente, las calles del centro de Huamanga están muy concurridas también. Es Jueves Santo, los pobladores y turistas se desplazan en su tradicional recorrido por las siete iglesias. En sus visitas, los sacerdotes están celebrando la misa de la última cena y el lavado de pies; mientras que en otras, ya realizada la celebración de la misa, se ha dispuesto un lugar de oración y veneración al Santísimo.
En la mañana siguiente, Sábado de Gloria, hay motivos para celebrar. En esta ciudad es de beneplácito y particularmente agradable para los jóvenes, y porque no decirlo, adultos y niños, la realización del Jala Toro. En la Plaza Mayor, ya aglomerados todos, se abren paso entre los presentes grupos de jinetes sobre sus caballos. Ellos van jalando con una soga a sus respectivos toros, momento propicio para provocar intrínsecas emociones entre los asistentes, quienes corren aterrados hacía los lados del paso de la “peculiar comitiva”. Más luego, se presentan los bomberos, y ante la aclamación y unánime solicitud de los congregados, esparcen generosos y refrescantes vertidos de agua en esa soleada y calurosa mañana.
Al mediodía, en medio de la concurrida afluencia del público, se presenta la comitiva de huamanginos que están a cargo de la mayordomía del Señor de la Resurrección. Es majestuosa la representación de la presencia de taita Jesús en el Domingo de Resurrección. Representado por un anda de enormes proporciones, el que consta de numerosas velas ordenadas y dispuestas en varios pisos de una estructura en forma de pirámide, y en cuya cúspide se erige la imagen del Señor Jesús.
Horas previas al Domingo de Resurrección, la fiesta de Sábado de Gloria se llena de alegría y jolgorio. Las bandas de músicos afloran. Los pobladores, turistas, visitantes y allegados bailan, comen, beben y gozan. Observan gratamente sorprendidos los destellos de las bombardas, los fuegos artificiales y la quema de los castillos, los cuales han sido instalados para la ocasión en la Plaza Mayor. Sin lugar a dudas, una verdadera fiesta, a propósito de la Semana Santa.